Una de las cosas que más le sorprende a Anna-Maija cuando vamos a España son nuestros pueblos. En muchos casos, su casí perfecto estado de conservación, te permite viajar en el tiempo e imaginarte como era la vida en la edad media, donde todavía moros y cristianos convivian en la península ibérica. Este es el caso de Alquezar, un precioso pueblo situado en la comarca de Somontano. Rodeado de bodegas, a un paso de los pireneos y sitiado por barrancos, Alquezar es un lugar excelente para pasar un fin de semana.
Tras nuestro paso por Aragón seguimos rumbo a Asturias e hicimos parada en Oñati (Guipuzkoa). Dormimos en el precioso caserío Arregi al pie de las montañas.
A pesar de los 37 grados que había y del consiguiente bochorno, pudimos disfrutar de la visita al corazón del País Vasco. Comimos con Eugenia muy cerca del monasterio de Aranzazu en un restaurante vasco buenísimo que nos recomendo gente del pueblo, el Zelai Zabal.
Eugenia aprovecho la plaza mayor de Oñati para ejercer de profesora y mejorar la técnica al caminar de Aimo.
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