Ya hemos consumado la mudanza a nuestra casa temporal. Creo que no nos damos cuenta de cuantas cosas tenemos, hasta que tenemos que llevarlas una a una, de un sitio a otro. Pensé que nunca se acabaría la mudanza! Cosas y más cosas. Lo peor de todo, es que sabemos que la mayoría de esas cosas deberíamos tirarlas, pero en el último momento nos entra esa vena melancólico nostáltica que nos emociona posesivamente por objetos que no hemos usado en la última década.
Desde la semana pasada ya somos ciudadanos de Kerava, a unos 30 km de Helsinki. Kerava es famosa por su fábrica (la de la cerveza Koff), por su prisión (en la que espero no acabar) y por su amor al rock & roll (que espero tocar y bailar).
Este fin de semana y como aperitivo de bienvenida, Pia y Esa nos invitaron a su fiesta anual del rock en el garaje, en la que todo el mundo puede dar rienda suelta al Elvis que lleva dentro. Ellos ponen el garaje, el equipo de sonido y los instrumentos. El resto depende de los invitados. Aunque claro en un ambiente en el que el 50% de la audiencia son músicos, todo es fácil y suena bien.